En abril de este año la dupla de post-punk Garage rock The Kills apuesta en su más reciente álbum, por el rock con personalidad llena de guitarras alteradas, bajos sucios y certeras atmósferas llenas de desenfreno y excesos que te toman de los oídos y no te dejan ir.
En esta primera revisión de su cuarto y más reciente álbum Blood Pressure, se aprecian 11 cortes que en conjunto muestran un álbum colmado de frescura, intensidad y frenetismo hecho por la estadounidense Alison Mosshart, y el inglésJamie Hince han hecho paraconvertirse en una banda que va más allá de los clásicos adjetivos complacientes.
Future starts slow es el primer corte que rompe el silencio y nos sacude con riffs sencillos pero muy certeros, con un sonido que parece asegurar que lo que se avecina aún es sólo la punta del iceberg; le sigue Satellite, cargado de acordes sombríos y llenos de ese sonido rico en distorsiones ácidas, sin escatimar los grandes recursos vocales de Alison que cantando se pregunta ¿cómo el destino cruzó en su camino aquel Satélite?.
Heart is a beating drum es el tercer corte que consolida el sonido característico de la banda y nos lleva por reminiscencias sobre lo dificil de vivir al extremo, asegurando que se necesita algo más de tiempo para mantener ese ritmo salvaje de vida. El cuarto tema, Nail my Coffin confirma lo mencionado en el tema anterior, pero sin ser repetitivos y cargados de su frenética forma de interpretar la voz asestando una verdad: "La soledad nunca te dejará descansar".
La primera parada en este coche sin frenos que el disco parece mostrar, la da Wild Child, un tema interpretado únicamente por Hince que puede fácilmente dar la sensación del lo recorrido hasta ahora en el álbum, para luego avanzar con DNA en donde Alison utiliza sus recursos para aderezar con cachondez las líneas de la canción.
Baby Says muestra los rastros de ese sonido Garage que se ha enriquecido por la infinidad de recursos que han acuñado este par. The Last Goodbye se llena de nostalgia y dolor, con una interpretación que si bien no muestra mucha tristeza, arroja restos de desamor, ya que la voz que pareciera ser aderezada por alcohol y tabaco; resultando una simple pero efectiva balada acompañada sólo por un piano.
Damned if She Do hace uso de recursos conocidos pero no menos valorables, ya que el sonido se complementa con hábiles líricas que aseguran: “ella vivirá cuando muera”. El penúltimo tema, You don’t own the road tema en donde la voz de Alison baila con la guitarra “customizada” de Hince y hace imaginarse sus pantalones sucios por arrodillarse y sostener entre sus manos el micrófono que usa para reclamar que éste camino no nos pertenece.
El álbum tiene un gran cierre; Pots and Pains, que se vale de acordes de blues que van subiendo progresivamente en una atmósfera que expresa una insatisfacción y la queja de “no tener suficiente amor en el corazón ni en sus huesos para mantenerse de pie”.
Para muestra de todo lo dicho basta ver este video:

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